Las vivencias esenciales, las básicas, cada vez se nos hacen más distantes, en medio de la artificialidad y la ambición y codicia desmedidas. Tal vez hace tiempo, tal vez no tanto, nos llamaba la atención la alienación, el egoísmo, ahora en medio de grandes ciudades nos unen como una moneda corriente.
¡Qué valientes los que se mantienen al margen!, ...los que intuitivamente no corren hacia no se sabe dónde, que valientes los que laten y sienten su latido, los que miran y ven, los que respiran y sienten los perfumes y los olores, los que se rozan entre sí y la sangre les circula más deprisa. Así me imagino a los pobladores de las pequeñas ciudades y pueblos como Paranapiacaba, Chinchero, ... o el campo puro y ancho, lugares como los que he tenido la experiencia creativa de haber vivido naturalmente como un inocente niño y adolescente...
El arte, la creatividad, como experiencia, como un medio para conocer o tratar de mejorar algunos aspectos de nuestro ser, de nuestras relaciones y la relación con el medio natural o urbano en el que vivimos. La creatividad como búsqueda de alternativas, como búsqueda de mecanismos que nos permitan escapar del diálogo interno y de la alienación, arte de defensa, colaboración, empatía, conocimiento, denuncia y resistencia.